¿Estás teniendo una buena comunicación con tu pareja?
La comunicación en pareja es uno de los aspectos más importantes, puesto que afecta transversalmente a cualquier problema o diferencia entre ambos miembros.
Expresiones con tu pareja
Utiliza un lenguaje no verbal apropiado
Para una buena comunicación en pareja es importante mirar a la persona que nos habla, asintiendo con movimientos afirmativos con la cabeza (sin interrumpir aunque no estemos de acuerdo).
Lo importante no es tener la razón, no nos están atacando ni tratando de menospreciar (si hablamos por supuesto de una relación sana tratando de comunicarnos de forma positiva). Si estamos juntos, es porque debemos ser un apoyo, escucharnos sin personalizar ni interpretar de forma anticipada a la otra persona.
La explicación a esto es porque mismo estímulo, puede verse de muchas formas. Si por ejemplo te pregunto,
Puedes haber dicho una M, una W, una E, un 3, una montaña, un símbolo matemático…
Lo cierto es que es que ni siquiera nosotos mismos diremos lo mismo en diferentes situaciones. Por eso es tan importante escuchar cómo lo está viviendo la otra persona. Son sus emociones, ideas y acciones, tú tienes las tuyas propias.
Lo ideal sería parafrasear a la otra persona para evitar confusiones, utilizando “lo que has querido decir es…”. De esta manera, podemos incluso llegar a comprender mejor lo que ha sentido la otra persona y nos sentiremos más escuchados y validados.
Por supuesto, para una comunicación positiva en pareja es importante utilizar un tono de voz adecuado, así como una postura corporal adecuada, sin gestos, sin mirar a otro lado con sonidos de cansancio o discrepancia.
Cómo comunicarte con tu pareja
Utiliza “MENSAJES YO” y no “MENSAJES tú
Esto significa, que para una comunicación positiva es importante no señalarnos, no ponernos a la defensiva. La gestión emocional de cada uno es muy importante. La rabia nos hace poner límites, pero tenemos que interpretar bien esa rabia y utilizarla en su buena forma. Podemos ser conscientes de que nos estamos enfadando y darnos un tiempo fuera. Por supuesto, poner un tiempo límite para que la otra persona sepa que vamos a volver y vamos a hablar más calmados (por ejemplo, hablar en menos de 24h).
Expresando cómo te sientes tú, dando una opinión propia, utilizando mensajes como:
- “Desde mi punto de vista…”
- “Yo creo…”
- “Yo pienso…”
- “Me gustaría…”, etc.
Sin utilizar reproches o insultos, ni culpabilizar.
No es correcto frases como:
- “No me agobies”
- “Ya está bien de molestarme”
- “Cállate, siempre estás igual”
- “Me da igual lo que dices…”
- “No tienes la razón…”, etc
Igual de importante es ser directo/a y concreto/a
Aquí entran en juego los llamados mitos del amor romántico como «si me quieres, me conoces y tendrías que saber lo que pienso…». Sabemos que no es así, solamente sabemos qué pasa si nos lo cuentan. De esta forma, nos evitamos el malestar de perseguidor-perseguido con miles de «qué te pasa» que nos hacen llenarnos la cabeza de hipótesis erróneas.
Nadie sabe lo que pensamos o sentimos si no lo decimos, no leemos la mente. El lenguaje está hecho para comunicarnos.
Por otro lado, para una comunicación positiva en pareja evitaremos los términos “siempre y nunca”.
Es importante concretar qué ha ocurrido y qué queremos en el presente, para que la otra persona sepa exactamente qué queremos.
A evitar:
- “Es que siempre estás igual”
- “Es que nunca me haces caso”
- “Siempre tengo yo la culpa”
- “Nunca hacemos nada”
- “Siempre lo hago todo mal”
- “Nunca haces nada por mí”, etc.
Crítica con comunicación positiva a tu pareja
Vamos a transformar nuestra queja en un deseo. No es lo mismo decir «es que siempre estás igual, nunca hacemos nada» a decir «me gustaría que fuésemos el sábado a cenar los dos solos, echo de menos esos momentos asolas».
Para hacer una crítica (e incluso una propuesta), sigue esto paso por paso (ve al vídeo anterior para ver ejemplo):
Paso 1. Describe la conducta ofensiva o molesta de la otra persona en términos objetivos. Observa y examina exactamente qué ha dicho o hecho la otra persona. Emplea términos concretos, describiendo el momento, lugar y frecuencia específicos de la actuación.
Describe la actuación, no el “motivo”. Empieza por:
CUANDO TÚ…
Paso 2. Expresa tus pensamientos o sentimientos sobre la conducta o problema de una forma positiva, como si se dirigiesen hacia un objetivo a lograr. Exprésalos con calma, centrándote en la conducta molesta y no en la persona. Sigue con:
YO ME SIENTO…
Paso 3. Especifica, de forma concreta, el cambio de conducta que quieres que lleve a cabo la otra persona. Pide, cada vez, uno o dos cambios que no sean muy grandes. Ten en cuenta si la otra persona puede satisfacer tus demandas sin sufrir grandes pérdidas.
Pregúntale si está de acuerdo. Especifica (si fuese apropiado) qué conducta estás dispuesto a cambiar para llegar a un acuerdo. Sigue con:
ME GUSTARÍA…
PREFERIRÍA…
Paso 4. Señala las consecuencias positivas que proporcionarás (o que tendrán lugar) si la otra persona mantiene el acuerdo para cambiar. En el caso que sea necesario (y solo en el caso), señala a la otra persona qué consecuencias negativas proporcionarás (o tendrán lugar) si no hay cambio. Puedes seguir con:
SI HACES…
SI NO HACES…