Mitos sobre sexualidad

1. El deseo y la potencia sexual disminuye con la edad

Este mito de la sexualidad nos dice que sexualidad y vejez se consideran incompatibles en nuestra sociedad. Mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen. La vida sexual se va modificando a lo largo de nuestra vida al igual que nuestro cuerpo, pero no por ello la capacidad de disfrute ni nuestra sexualidad termina. De hecho, las personas mayores consideran la sexualidad como algo positivo y como un deseo que siguen queriendo expresar. Los estereotipos sociales, los prejuicios de las personas con las que conviven, la falta de intimidad y la asociación de la sexualidad con la procreación y/o la obligación marital, son las barreras consideradas para la expresión de su deseo sexual.

2. El sexo debe acabar en penetración, lo demás son preliminares

Al igualar sexo con coito, éste aparece como si fuera lo único válido. Aun pensando en “genitalidad” hay una amplitud de posibilidades.

La idea de que mantenerse activo sexualmente es señal de juventud y salud, igualando, además, coito a sexo, es una idea radicalmente masculina y que deja fuera de juego a muchas personas.

3. La relación sexual es siempre natural y espontánea

El disfrute sexual no siempre implica espontaneidad. De hecho, existen programas de auto estimulación y de estimulación en pareja progresivos para conectar con nuestro cuerpo donde muchas personas recuperan su deseo y placer sexual.

4. Existen normas que establecen lo normal y lo anormal en el sexo

Tenemos un legado de una sociedad donde la sexualidad era algo aberrante, incluso un delito, placeres ocultos en forma de fantasía que seguramente se reprimirían por el sentimiento de culpa. Es muy posible que haya deseos no realizables, y esto tiene que ver con la gestión que se hace de ellos y su posible realización.

5. El  hombre que no controla la eyaculación no es capaz de satisfacer

Basaríamos esta creencia en una relación sexual coitocentrista y falocéntrica, y ni aun así podemos echarle la culpa a una eyaculación precoz. Las relaciones sexuales son mucho más que la fórmula preliminares + coito + eyaculación. Por otro lado, ¿por qué el hombre es el responsable de hacer satisfacer a su pareja? ¿Es que su pareja no puede hablar y proponer lo que le gusta y lo que quiere? Llegar al orgasmo posteriormente, incluso él o ella solx. El sexo no termina con el orgasmo ni de hombre ni de mujer, si no cuando las personas implicadas lo deciden.

6. La masturbación / autoestimulación es señal de que algo no va bien en tu sexualidad

Con la autoestimulación puedes conocer tu cuerpo, tus gustos, tus límites, tomar la responsabilidad de tu propia sexualidad. Entender y crear toma de conciencia sobre la realidad de tu cuerpo como instrumento de placer. Es decir, es más señal de bien que de mal para unx mismx y para la otra persona, puesto que tendrá claro qué le gusta y podrá expresarlo, sin adivinanzas.

7. Existen dos tipos de orgasmos diferentes en la mujer: uno vaginal y otro clitoidial

Y orgasmo pezonal, orgasmo perianal, orgasmo squirtano… me los invento y no sé cuántos más podríamos inventar. El orgasmo es orgasmo, las hormonas segregadas son las mismas, pero si queremos etiquetar, podemos hacerlo. Tampoco es lo mismo si me tocan el cuello que el pie, pueden activarse partes del cortex sensorial distintas, pero el placer es placer. Si hay algo propio y consustancial con el orgasmo femenino es su extraordinaria variedad de expresiones y manifestaciones, así como la diversidad de estímulos, circunstancias, conductas, intensidades…

8. Si un hombre no se escita en una situación sexual no funciona bien

¿Qué creencias observamos aquí? El concepto de masculinidad, virilidad y valor personal, capacidad y potencia sexual… cuestionarse los propios estereotipos, creencias y mitos no es fácil, son muchos años de tabú, creencias arraigadas en la sociedad (y por ende, en cada unx de nosotrxs). En general, de analfabetismo sexual.